"Gente como uno", la exposición de Gerardo Feldstein que hace zoom a tu imaginación en Lyle O. Reitzel.
- LaBocaMag
- Mar 16
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Escrito por Natali Hurtado
Editora Revista LaBocaMag - Estudiante de Historia y Crítica del Arte

¡Es un hecho! Nunca había pensado en esto pero me atrevería a decir que la desproporción —y, más aún, la exageración— nos divierte, nos causa risa y nos genera una cierta relajación de la cual emana confianza. ¿Será porque al percibir un "aparente defecto" en algo o alguien, nos sentimos más libres de ser nosotros mismos? Ahora que lo pienso, ese es el modus operandi de la caricatura: exagerar un rasgo o distorsionar la apariencia para generar humor y establecer con nosotros un vínculo más directo.

Hago todo este preámbulo antes de hablar de Gente como uno porque, precisamente, las esculturas del artista argentino Gerardo Feldstein son como caricaturas tridimensionales. Al verlas—y más aún, al leer sus títulos— es imposible no reírse y disfrutar del momento. Esta exposición, actualmente presentada en la Galería Lyle O. Reitzel, reúne más de seis esculturas en las que un peculiar personaje nos invita a su mundo desproporcionado. Nos hace mirar dentro de su zapato roto, detener su deslizamiento en la pared, servirle de punto de apoyo, matar un mosquito o tomar una flor de sus manos.
Hecho de resina y masilla epoxy, este personaje se convierte en nuestro amigo por unos minutos. Y aunque nos apunta con el dedo, no nos acusa; más bien, nos advierte que nos está observando y que, desde el instante en que cruzamos la puerta, algo cambia en nosotros: nos volvemos más libres, más divertidos, más generosos. Nos vincula tanto a su universo que, al final, nos hace sentir parte de él. Nos lo dice directamente en "Acá estamos" y nos obsequia un ramo de flores, invitándonos a sumergirnos en su "Azul profundo".
No me considero una gran conocedora de la escultura, pero incluso un inexperto podría notar el nivel de detalle con el que están trabajadas las partes exageradas, especialmente las pieles. Es como si Gerardo Feldstein hubiera tomado como eje central de su obra el contraste entre boceto e hiperrealismo, acentuándolo de forma muy notoria. Las partes más pequeñas parecen estar “esbozadas” con masilla, mientras que las más grandes están completamente terminadas y meticulosamente detalladas. Da la impresión de que su intención es generar la ilusión de un zoom en tiempo real, como si, mientras observamos la obra, estuviéramos viendo de cerca ciertos fragmentos mientras otros permanecen difusos.

Otro rasgo distintivo, imposible de pasar por alto, es la división de la exposición en dos partes: una en la que el personaje es de un color natural y otra en la que aparece en un tono azul vibrante. Sinceramente, no puedo intuir con certeza por qué Gerardo Feldstein tomó esta decisión, ya que las esculturas azules no perderían su impacto si mantuvieran su color natural, salvo por el significado implícito en los títulos. Sin embargo, puedo inferir que podría tratarse de un alter ego del personaje, una versión de sí mismo en otra dimensión dentro de su propio universo. Y como esto es "Gente como uno", tal vez Feldstein nos sugiere que nosotros también somos así: por un lado, "aparentemente normales", y por otro, esa versión alternativa que en nuestra mente se siente más poderosa que nuestra propia realidad.
En fin, no tengo la certeza de esto, así que tómenlo con pinzas. Lo que sí puedo asegurar es que, más allá del contraste entre boceto e hiperrealismo, del detalle, la exageración y la desproporción, estamos ante una obra lúdica, contemporánea y profundamente disfrutable. Tanto para quienes aman el arte como para quienes apenas se acercan a él, Gente como uno habla un lenguaje universal, capaz de conectar con personas de cualquier generación y contexto.

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